El rostro de esta obra, que por el lado reflejado parece estar riendo y por el pintado se muestra en una mueca de llanto desconsolado, es el que invita a la reflexión sobre la búsqueda de la felicidad extrema que subyace en los mensajes con los que nos bombardea la sociedad de consumo y sus peligros. Los psicólogos se muestran preocupados porque los jóvenes creen necesario estar feliz a todas horas y sienten frustración al no poder lograrlo. Jóvenes y adultos vivimos rodeados de imágenes de personas que viven en constante felicidad y, ante tal abrumadora muestra de alegría, no queremos ser los únicos que sienten tristeza y nos limitados a seguir la cadena. Escondemos lo negativo y mostramos lo positivo o lo inventamos, nada más alejado de la realidad.

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