Esta obra es una metáfora visual de la hipocresía sobre la que se erige la sociedad de lo ‘políticamente correcto’. En la obra vemos símbolos que se contradicen, aunque uno no es más que el reflejo del otro. El hecho de que un tomate despanzurrado, signo de la crítica destructiva, se vea en su parte reflejada como un corazón, símbolo de ‘me gusta’, plantea la paradoja sobre la que se sustentan las relaciones sociales. Basicamente se traduce en la actitud hipócrita de regalar sonrisas y criticar a espaldas; mostrarse libre de prejuicios en público y demostrar que está lleno de ellos en la intimidad. Es una forma establecida de socializar que los políticos han convertido en arte. Esta obra está pintada con óleo y aplicaciones de medio punto con hilo de algodón siguiendo los detalles de color de la pintura.